La angustia de mi alma se derrite
en la inutilidad de un poema;
mi sangre corre por los versos
y mi corazón vuelve a encontrarse
en el ritmo preciso de unas palabras.
Con lo cual queda demostrado
el valor de lo que no lo tiene,
de lo innecesario, de lo fútil
en contra de la tiranía
de lo meramente útil.